EL MISTERIO DEL CÓDICE
El Códice Calixtino ha sido localizado en el mediodía del miércoles 4 de julio de 2012 en un garaje de Milladoiro (Santiago de Compostela), la policía ha llevado el manuscrito hasta la catedral para que allí comprueben su autenticidad.
Pero aún quedan muchos interrogatorios en este caso, que se hace el ciudadano de a pie:
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Si finalmente no se vendió el Códice, ¿de dónde proceden los 1,2 millones de euros hallados en casa de los detenidos? Y si esos 1,2 millones los sacó también de la catedral -pues trabajó allí durante 25 años- ¿son también de la Iglesia? ¿No estaban declarados?
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¿Por qué la Iglesia se mostró remisa a colaborar con la Policía en los primeros pasos de la investigación?
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¿Por qué no denunciaron las autoridades de la Iglesia responsables del Códice su desaparición -y la de otras obras menores-, teniendo que venir un investigador independiente externo a alertar de que no estaba?
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Si se tenía al electricista como principal sospechoso, ¿por qué se tardó un año en registrar sus propiedades?
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¿Por qué ese empeño en llegar a una solución dialogada?
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El presunto autor del robo tuvo un año para hacer desaparecer el libro, y también el dinero, y otros objetos de la Catedral encontrados en sus propiedades a simple vista, ¿por qué no lo hizo?
El Códice Calixtino permanecerá bajo custodia policial hasta el viernes, cuando está previsto que vuelva a la Catedral.
El Códice Calixtino ha sido encontrado envuelto en una bolsa de plástico y, a primera vista, en perfecto estado, oculto en un garaje de Milladoiro, cerca Santiago, del que la Policía desconocía su existencia y que habría sido revelada por uno de los cuatro detenidos por el robo en el transcurso de los interrogatorios que se están llevando a cabo desde que ayer se produjesen los arrestos.
La aparición del Códice Calixtino ha disipado la principal preocupación de los investigadores, que era que el manuscrito hubiese sido vendido o destruido.
Entre los agentes de la Brigada de Patrimonio Histórico y del propio juez instructor, José Antonio Vázquez Taín, se han producido escenas de auténtica euforia y alegría al encontrarlo. El Códice Calixtino ha sido sacado del garaje de Milladoiro sobre las 16.45 horas, en medio de una enorme expectación. Se encontraba en el primer trastero dentro del inmueble.
Además del manuscrito, en el garaje también apareció una maleta con libros más pequeños y varias bandejas de plata.
El principal sospechoso del robo es José Manuel Fernández Castiñeiras, un técnico electricista residente en Milladoiro que trabajó durante más de 25 años como autónomo en el templo compostelano y llegó a falsificar un documento laboral para simular ser un trabajador fijo contratado en la catedral. Poco antes del 2009, y ante una regulación de empleo, desde el templo se rompió la relación laboral que mantenían con él. Fuentes de la catedral avanzan, sin embargo, que, después de que dejase de trabajar allí, el detenido acudía todos los días al lugar sin ningún cometido específico. El antiguo trabajador reclamó incluso 40.000 euros por despido improcedente.
Junto a José Manuel Fernández Castiñeiras, arrestado en la calle, también han sido arrestados, en el domicilio familiar de Milladoiro (Ames), su mujer, María Remedios Nieto Mayo, y su hijo, Jesús Fernández Nieto, y la supuesta novia de este último, María Jesús Quinteiro Seoane, en la residencia de sus progenitores. Los tres podrían tener la consideración de cómplices. Los cuatro detenidos por el robo del Códice Calixtino se encuentran en la comisaría de Santiago de Compostela, y mañana pasarán a disposición judicial, según el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
Los detenidos tenían en su poder uno de los Libros de las Horas también sustraído, llaves de la catedral y 1,2 millones de euros
La policía vigilaba al antiguo trabajador del templo desde hace tiempo y a lo largo de esta semana los agentes han realizado varios registros en en domicilios, garajes y trasteros de Santiago, O Milladoiro, Negreira y O Grove por el robo del Códice Calixtino, en los que se han encontrado ocho copias del Códice, libros religiosos antiguos de gran valor -entre ellos, uno de los Libros de las Horas, cuya desaparición también fue denunciada por el deán de la catedral-, documentación relacionada con los responsables y religiosos del templo compostelano, correspondencia de los canónigos, llaves de acceso a dependencias de la catedral, una gran cantidad de monedas y otros objetos artísticos procedentes del lugar y 1.200.000 euros en dos inmuebles distintos .
El extrabajador de la catedral ha sido vigilado por la Policía en el último año. Los agentes han intentado entrar en contacto con él de modo indirecto (¿por qué indirecto? ¿por qué no directamente?) para negociar la devolución del famoso libro, que se considera como la primera guía turística del Camino compostelano. Cuando los investigadores se han convencido de que el sospechoso no cooperaría, han optado por detenerlo. ¿Pero se tarda un año en eso?
Fue el 6 de julio del 2011 cuando la policía confirmó que investigaba la falta del Liber Sancti Iacobi de la caja fuerte de la catedral de Santiago, aunque no podía precisar el día exacto, entre el 30 de junio y el 5 de julio, en que la joya dejó de estar en su lugar.
Entonces se apuntaron dos posibles móviles: una venganza interna, dirigida fundamentalmente contra el deán de la catedral y entonces responsable del archivo, José María Díaz; y un robo realizado por encargo de un coleccionista. Precisamente al deán de la catedral se le llegó a acusar en varias ocasiones de entorpercer la investigación. Raro, raro, raro.
Los investigadores policiales estudiaron cerca de 400 horas de cintas de las cintas de vídeo de las 25 cámaras que la catedral tenía instaladas. Pero en la habitación en la que se guardaba el libro no había cámaras, las más cercanas estaban situadas en los pasillos de acceso. El operativo incluye controles de carreteras en Galicia y Portugal.
El Arzobispado de Santiago pide a los ladrones que lo devuelvan (¿sabía de quiénes se trataba?) y el gobierno descarta ofrecer una recompensa por su retorno.
Tres meses después, el deán dimite como archivero catedralicio debido a la desaparición del Códice. Y es que, al parecer, las llaves de la caja en la que se conservaba el libro junto a otros documentos estaban puestas en la cerradura.