Como la derrota del coronavirus. Derrotadisimo. Y eso que los 46 grados a la sombra de estos días lo tenían que tener achicharrado, según algunos sabios. Veremos en otoño e invierno. Seguid sin hacerme caso como en enero y febrero, llamadme agorero, insultadme. Estoy acostumbrado. Pero, vosotros, ¿estáis acostumbrados a los muertos y la ruina? Desde mi casa vuelvo a oír ambulancias con la misma frecuencia que en el momento más duro de la crisis. Serán alucinaciones auditivas, algún tipo de tinnitus o acúfeno.