Ximo Puig ganó las primarias del pasado domingo en el PSPV. El secretario general y presidente de la Generalitat se impuso al alcalde de Burjassot, Rafa García, con una victoria que, sin ser muy ajustada, se quedó lejos de ser holgada -56% contra 42%-. A Puig le corresponde conformar la ejecutiva que se aprobará en el congreso de los días 28 al 30 de julio en Elche.
Pero ganar las primarias no implica, ni mucho menos, que el camino que le queda a Puig vaya a ser cuesta abajo. A la constatación de que García y su equipo está lejos de rendirse -el candidato avalado por la dirección federal ya ha avanzado que no se integrará en la nueva dirección, y que defiende un modelo de partido distinto al de Puig- se une el balance de las asambleas locales que se han venido celebrando para la elección de los delegados que participarán en el próximo congreso.
No porque vaya a haber problema alguno en su elección -en la mayoría de los casos se ha pactado una representación equivalente al resultado obtenido en las primarias-. Sino porque en muchas de ellas se está sometiendo a votación la gestión de la ejecutiva nacional del PSPV, la encabezada por Puig. Y los resultados, en algunos casos, no están siendo favorables al secretario general de los socialistas valencianos.
Tal y como explicó ayer este diario, la asamblea de Jesús-Patraix -una de las ocho que componen la ciudad de Valencia- ya rechazó la gestión de la dirección socialista (un voto que tiene el valor simbólico de expresar el suspenso que los afiliados dan a la dirección del partido). En el cap i casal, el no a la gestión de Puig se ha repetido en Russafa, Valencia Nord y Benimamet. Se aprobó en Marítimo, Ciutat Vella, Abastos y Benimaclet.
Los resultados en Valencia ciudad, donde Puig se impuso a Rafa García en las votaciones del domingo pasado -en agrupaciones, no en afiliados directos-, tienen un peso específico añadido. La agrupación de la capital ha sido históricamente la referencia política sobre la que ha asentado su liderazgo José Luis Ábalos, actual secretario federal de Organización del PSOE y uno de los hombres de máxima confianza de Pedro Sánchez. Para el entorno de Puig, imponerse a Ábalos en la capital supuso reforzar aún más el triunfo global en el seno de la Comunitat. Pero una derrota en las votaciones de la gestión de Puig resituaría de nuevo los apoyos.
Ayer, el entorno del líder del PSPV trató de movilizar al máximo a sus partidarios para tratar de asegurar la victoria en las cuatro agrupaciones pendientes -Ciutat Vella, Benimaclet, Abastos y Valencia Nord-. En algunos mensajes se advirtió del intento del sanchismo de «devaluar» la victoria de Puig del domingo con una derrota ahora del informe de gestión de la ejecutiva.
Para el líder de los socialistas valencianos, algunas de esas derrotas han sido singularmente dolorosas. La de Castellón de la Plana, por ejemplo, tiene la carga simbólica de producirse en la capital de la provincia de la que es natural el líder de los socialistas valencianos. La agrupación del PSPV de Oliva también rechazó la gestión de la dirección nacional de los socialistas valencianos. En un comunicado, el PSPV de esa localidad explicó que rechazaba el informe de gestión por el «poco tiempo de análisis que hemos tenido del informe, que no tuvimos hasta el pasado lunes».
Los socialistas de Oliva lamentaron también «las amenazas de expulsión al secretario general (del partido en Oliva) o la actuación de Puig en octubre, derrocando a Pedro Sánchez como secretario general del PSOE». En Sagunto y Alboraia, la gestión de la dirección nacional también fue rechazada por la militancia.
Por otro lado, el secretario general del PSOE asistirá al acto de apertura del congreso que los socialistas celebrarán el último fin de semana de julio en Elche