Las ventanas de Cecilia Durán Mena
El Camino de Santiago es un peregrinar misterioso, lleno de señales y símbolos que el caminante debe ir interpretando según su leal saber y entender. Sí, pero también debe estar abierto para recibir la luz de lo Alto. Es un camino que implica renuncias y retos.
Si el camino inicia en el momento en el que el peregrino sale de su casa, el mío ya inició. Una vez más, con enorme ilusión y gran orgullo pongo la señal de la concha y tomo rumbo. Bendiciones oficiales, buenos deseos, enhorabuenas, recomendaciones, amigos y la señal de mi madre, mis hijas y marido en el corazón.
Si el año pasado la purificación vino en forma de tormenta estomacal, este fue una tromba tropical que me dejo varada en Acapulco y casi rompe en mil pedazos el sueño de caminar. Pero no. El camino se abre paso, si la Compostela del año pasado…
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