¿De verdad cree el PSOE que con Susana Díaz puede conseguir un solo voto medianamente joven, medianamente culto o medianamente de izquierdas? ¿Tan lerdos nos cree? La respuesta evidentemente no puede ser otra que no. El PSOE sabe que no tiene ni una oportunidad ni media de ganar con ella, pero ese partido está a lo que está; y no es ganar elecciones.
Susana Díaz, también llamada Susana la NiNi, es una típica representante de toda una cohorte de “fontaneros” que ha arruinado el PSOE y que ha impedido sistemáticamente construir una alternativa socialdemócrata en nuestro país. Sin oficio conocido fuera de la política, al igual que Patxi López,el único mérito de Susana Díaz ha sido manejar con destreza sin par la “navaja” partidista de las conspiraciones y salir triunfante una y otra vez de las luchas internas. En eso, sin duda, es la mejor. Y la más excelsa representante de la actual élite socialista , una élite en su práctica totalidad sin oficio ni beneficio fuera de la política y huérfanos de ninguna idea que sea política, y mucho menos de izquierdas. Y el ejemplo más significativo, tal vez por ser el último, sea esa política que la presentó en su puesta de largo y que resulta que había falseado su currículum. O Verónica Pérez, la “máxima autoridad del PSOE”, para mayor escarnio de Largo Caballero o Indalecio Prieto, como dijo en la previa del golpe contra Pedro Sánchez. O la cuadrilla de lermistas y ciscaristas que han dejado el PSOE de Valencia hecho un erial. Y así podríamos seguir ad nauseam de norte a sur de la península ibérica.
El PSOE sabe perfectamente que su desprestigio es tal que no puede ganar ni articular nada si no cambia radicalmente de rumbo. Sin embargo no quiere. Y tal vez ni puede. Se aferra a Susana Diaz y prefiere insultar la inteligencia de los españoles en general y de las personas de izquierda en particular. Ni siquiera se trata de una apuesta por una movilización emocional de su electorado más mayor y menos culto. Se trata meramente de atar parte de ese voto y convertirse de facto o de iure en una muleta del PP, en el sostén que necesitan los poderes fácticos para que no se desmorone el chiringuito que han montado las élites de este país, élites de las que forman parte, y que son, sin ningún tipo de duda, las más corruptas, ínútiles e ineficaces de Occidente.
Se critica a Pedro Sánchez que no ofrece mucho más allá del no es no. Tal vez sea cierto. Pero hoy en día decir no, si se es sincero, es más que bastante. Sobre todo si lo que se tiene como alternativa es no sólo una ausencia total de ideas; es la persistencia de aquello que ha llevado a este país a la dramática situación que vivimos.