Alguna vez he contado que vivir en la aldea te va cambiando poco a poco y que uno de los primeros síntomas de que has pasado de la fase urbana a la rural es cuando después de un tiempo vas a la ciudad y quieres aparcar el coche. Entonces, cuando antes lo hacías en un plis plas, ahora, acostumbrado más a que estacionar a dejarlo así a granel, a lo que caiga en cualquier sitio en el campo, haces maniobras y más maniobras para encajarlo entre dos vehículos, que por momentos hasta tienes miedo que en una de esas le des así como a lo bestia y arranques el volante de cuajo.
¿Tú acuerdas cuando eras pequeño de aquellos camioneros que los veías como allí a lo alto, en una nube, subidos a la cabina, arremangados, encogiendo el estómago para que les entrara el macrovolante hasta el higadillo y echándose…
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