UNIDOS A OSCURAS

La luz se apagó esta semana entre Asturias y Galicia, dejando ambas comunidades un poco más lejos. El puente de los Santos, lazo de unión entre las dos, dejó de estar iluminado la noche del pasado martes por primera vez desde que fuera construido en 1987.

¿La culpa? Como ocurre casi siempre, un poco de todos. Del ayuntamiento de Ribadeo, que incumplía desde hace años el acuerdo de compartir gastos en la factura de la luz con el de Castropol.  Del Ministerio de Fomento, que no quiere asumir el coste aunque sí lo hace en el resto del tramo de la autovía del Cantábrico.

Y del Ayuntamiento de Castropol, finalmente, por no haber enderezado las cosas desde un principio y llevar años asumiendo un coste que no le correspondía. Finalmente, y ante las dificultades económicas, ha decidido dar de baja el suministro.

¿Los damnificados? Los vehículos que a partir de ahora transitarán por uno de los puentes más emblemáticos de España a ciegas, con el consiguiente aumento del riesgo para la circulación. Y los vecinos de ambas comunidades, la asturiana y la gallega, que desde ahora están un poco más lejos.