- El local, fundado en 1931, tuvo una doble función en la época: exclusivo punto de encuentro de aristócratas y diplomáticos y refugio secreto para huidos de la Gestapo y las SS alemanas

El depresivo y enjuto Madrid de los primeros 40 fue también un Madrid de confidencias e intrigas, de espías con monóculo y actividades clandestinas. Bajo su privilegiada situación geográfica, asidero para los intereses de nazis y aliados, se esconde esta historia de diplomacia alternativa; doble cara del exclusivo «Embassy», una confitería que, situada en el número 12 de la Castellana, reunió a aristócratas, embajadores y agentes de inteligencia en torno a té, pastas y vigilancia mutua.
La distinguida y exclusiva apostura británica del local, fundado en 1931, coloreó el plomizo paisaje de la ciudad. Fue la obsesión de Margarita Kearney Taylor, propietaria del mismo, que desde el inicio trató de convertir a la zona en una aproximación…
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