INTERESANTÍSIMO ARTÍCULO ENCONTRADO EN INTERNET
Cuando José María Aznar eligió a Mariano Rajoy como sucesor en el verano de 2003 frente a Rodrigo Rato, Mayor Oreja o incluso Angel Acebes (“el que más se parece a mí”), ya sabía mucho sobre la intimidad del candidato, que era un secreto a voces en el Congreso. Hoy le acusa de pusilánime, poco decidido e incluso miedoso, pero entonces era una virtud que se definía como “flexibilidad” para hacer lo que él le sugería. Porque Rajoy era una persona que sucumbía fácilmente a las presiones de todos y por todos, asustadizo, nervioso y poco vehemente, le cuesta decir que no, prefiere inhibirse ante las decisiones graves que pueden acarrearle enemigos. Este carácter “blandengue” a la par que temeroso se ha labrado durante muchos años a causa de algo que le causaría pánico escénico a quien lo sufriera: las memorias póstumas de Carlos…
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