NOTA DEL BLOG DE JESÚS SALAMANCA /
Comprobamos que a Caja España-Duero lo mismo le daba meter la mano en la cuenta de un difunto que maltratar a una viuda, a la que no había pedido consentimiento.
Quiera Dios y los hados que, quienes así obraron, gasten en la Farmacia más cercana a su domicilio el equivalente al daño que infringieron a los ahorradores.
¡Malditos sean ellos y toda su descencia en seis generaciones y media!
RAZÓN Y JUSTICIA / Emiliano A.G. había muerto en 1994, pero su dinerotodavía formaba parte de una cuenta de ahorro a su nombre, el de su esposa Cristina y el de su hijo Juan José cuando diez años después, y en plena fiebre de las participaciones preferentes la antigua Caja España —hoy Banco Ceiss— colocó un contrato de 44.000 euros a sus dos herederos. A la entidad no le importó entonces que uno de…
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