El Reino Unido acaba de anunciar que legalizará el cannabis terapéutico a partir del otoño de 2018, siempre y cuando exista prescripción facultativa. Varios casos de niños enfermos a los que se podría ayudar con esta medida conmovieron a al opinión pública británica hasta el punto de que a los dirigentes británicos no les quedó otra salida que responder al clamor popular. El ministro de Interior, Sajid Javid, ha puntualizado sin embargo que este paso en ningún caso abre la puerta hacia la legalización «de uso recreativo».
La medida va encaminada a ayudar a pacientes y enfermos con necesidades médicas concretas. Unas pocas gotas a diario de un medicamento natural elaborado a partir de las semillas de marihuana pueden ayudar a pacientes con epilepsia y otros padecimientos a llevar una vida normal.
Antes de Gran Bretaña, otros países europeos como Alemania, Italia, Dinamarca, Portugal, Austria y Finlandia ya habían legalizado el uso medicinal del cannabis
- Y asimismo está permitido en Estados Unidos, Canadá, Israel, Perú o Uruguay.
El gobierno británico ha dado este paso tras la gigantesca polémica mediática surgida debido al caso de Alfie Dingley y Billy Caldwell. A estos dos niños que sufren formas raras de epilepsia se les denegó el tratamiento con aceite extraída del cannabis, que resulta muy efectivo para su enfermedad. Billy Caldwell había adquirido esa medicación en Canadá, pero le fue confiscada nada más llegar al aeropuerto londinense de Heathrow. Como consecuencia acabó teniendo que ser hospitalizado.
Su caso se dio a conocer en las redes sociales y se volvió viral.
A consecuencia del fuerte debate posterior, el ministro se asesoró con dos grupos de expertos independientes y, como consecuencia, ha dado este paso que ha sido recibido con gran alegría por los potenciales beneficiarios y sus familias.
Pocos días más tarde el responsable de Interior anunció que se le devolvería la medicación al pequeño y que se cambiaría la ley para que sucesos desgraciados como este nunca más se repitieran en el futuro.
La madre de Billy Caldwell, Charlotte, declaraba en la BBC que el anuncio del Gobierno había coincidido en el tiempo con el decimotercer cumpleaños de su hijo. «Por primera vez en meses me he quedado sin palabras. Sólo puedo decir ‘gracias, señor Sajid Javid’. Nunca mi hijo ha recibido un regalo mejor ni de alguien tan inesperado».
Algo similar le ocurrió a Alfie Dingley.
Charlotte Caldwell lo resumió así: «Mi pequeño Billy podrá vivir una vida normal con su madre gracias al simple hecho de poder administrarle cada día algunas gotas de un medicamento natural criticado desde hace mucho pero bastante eficaz».
Hasta ahora en el Reino Unido se consideraba al cannabis como una droga sin valor terapéutico. La marihuana se clasificaba como medicamento de clase uno, lo que significaba que no se le atribuía valor terapéutico, su
distribución o posesión eran ilegales, y solo podía recetarse en casos excepcionales por motivos de investigación.
Eso cambiará desde el próximo otoño. El departamento de salud y la agencia de regulación de medicamentos y productos de salud británicos se encargarán de definir con exactitud los medicamentos derivados del cannabis para que los doctores que lo consideren oportuno puedan prescribirlos.
El resto de productos de la planta seguirán como hasta ahora, bajo severo control y en ningún caso accesibles por prescripción médica.
Una de las personalides que más ha promovido esta legalización del cannabis para su empleo en terapias de enfermos ha sido Mike Penning, quien fue ministro de justicia británico. Penning indició que con este paso «se da esperanza a miles de personas». Entre los impulsores de la medida también hay destacados científicos, quienes dijeron confiar en que gracias a ella podrá aumentarse la eficacia y seguridad de los medicamentos que se recetan a los pacientes. Otras personalidades y líderes de opinión británicos secundaron con fervor la iniciativa por los beneficiosos efectos que creen que tendrá en la salud pública.