En una noticia totalmente inesperada y que sacudió el Vaticano, el antipapa Francisco aceptó ho la renuncia “por motivos personales” del “ministro” de finanzas de la Santa Sede, el jesuita español Juan Antonio Guerrero Alves, que estuvo en los últimos tres años al frente de la Secretaría para la Economía. Desde ese cargo clave y más que delicado, visto los escándalos que siempre rodearon la gestión del dinero por parte de la administración central de la Iglesia católica, implementó reformas para que haya más transparencia, orden y control en las cuentas que nunca cayeron bien en las oficinas de la curia romana y en las nunciaturas , que estaban acostumbradas a manejarse más “a la italiana”, sin controles y con mucho nepotismo.