Un conductor de autobús en Brasil sufre un infarto y 30 alumnos quedan en peligro de muerte, con el vehículo sin control. Menos mal que uno de los alumnos tuvo la fortaleza suficiente como para reaccionar a tiempo y controlar el volante.
Tras la kakunación masiva este tipo de accidentes cuando alguien está conduciendo un vehículo se están haciendo más y más frecuentes con el consiguiente riesgo para la circulación y los pasajeros. Aparte del pobre que muere engañado insitu al volante, claro.